Caminemos en silencio
Sevilla es una ciudad ruidosa. No sólo porque solemos ser bullangueros, o porque las motos circulan con el escape modificado. En Sevilla, especialmente en la Alameda, es frecuente que se organicen eventos a todo volumen. El Ayuntamiento no impone restricciones. Tampoco las impone a la famosa botellona, que además llena de basura y orina las inmediaciones de la plaza. Hablo de la Alameda como podría hablar de Viapol y tantos otros lugares.
En cambio, el Gobierno quiere que Sevilla quede en silencio el día en que se manifiestan las víctimas de la ETA, y el Ayuntamiento asiente. Entonces será estrictamente necesario respetar las Ordenanzas municipales. Para recordar a las víctimas, para exigir al Gobierno que no pacte con asesinos, no hace falta alzar la voz. El silencio puede ser más atronador que el grito más violento. Caminemos en silencio, y que nuestro silencio acalle las voces chirriantes de quienes nos lo imponen. Que el silencio sea la voz de las víctimas que no pueden estar con nosotros.
ACTUALIZACIÓN. Si podéis, llevad esparadrapo blanco para taparnos la boca en señal de protesta.
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